jueves, 20 de mayo de 2010

EL CONCEPTO DE CULTURA.

Todos pensamos que somos individuos únicos que tienen unos puntos de vista, gustos, hábitos y manías únicos. De hecho esto es verdad, pero aun así la mayoría de nosotros comparte la opinión de que es malo comer perros, la idea de que las bacterias y los virus producen enfermedades, y el hábito de dormir en una cama. Hay muchas opiniones, ideas y hábitos que, como estos, compartimos con muchas personas en nuestra sociedad. Casi nunca nos paramos a pensar en las ideas y costumbres que compartimos, pero juntas constituyen lo que los antropólogos denominan la cultura occidental. Sin embargo, hasta que no nos comparamos con las personas de otras sociedades no nos damos cuenta de las diferencias y semejanzas culturales. De hecho, es así como se originó la antropología como profesión; cuando los europeos empezaron a explorar y viajar a lugares lejanos se vieron forzados a confrontar ejemplos de variación cultural, que a veces podían resultar inimaginables.
A la mayoría de los primeros europeos que llegaron a tierras lejanas les horrorizaban y asqueaban muchas de las costumbres que observaban. Estas reacciones no resultan sorprendentes. Las personas normalmente piensan que sus formas de comportamiento y sus actitudes son las correctas y que la gente que no las comparte es inmoral e inferior. Pero también nuestras costumbres e ideas pueden parecer extrañas y poco cultivadas a un observador de otra cultura. Es probable que protestemos ante tal descripción, argumentando que para entender el comportamiento de una sociedad el observador debe intentar saber por qué las personas en esa sociedad dicen hacer ciertas cosas. La actitud de los antropólogos según la cual las costumbres de una sociedad deben ser descritas de forma objetiva, y deben ser vistas en el contexto de los problemas y las posibilidades de una sociedad, se denomina relativismo cultural. Debido a que esta actitud favorece la empatía y la comprensión, se le considera humanista; dado que requiere una observación imparcial e implica intentos de verificar las posibles explicaciones de una costumbre humana, la actitud de relativismo cultural también es científica. Por lo general el relativismo cultural se encuentra con dificultades que son fruto de dos actitudes bastantes comunes. La primera es una tendencia a evaluar las cosas de forma negativa, que resulta del etnocentrismo; la segunda es una tendencia a evaluar las cosas de forma positiva que muchas veces se expresa como la añoranza ingénua de la forma de vida sencilla del buen salvaje.
El Etnocentrismo es cuando las personas cuyo horizonte está limitado por sus propias necesidades y deseos, por lo general, no tienen mucha facilidad para el trato con otras personas. Las personas de este tipo no solamente son pocos indicadas para llevar a cabo trabajos antropológicos, sino que también tendrán problemas a la hora de reconocer y resolver los problemas sociales en su propia sociedad. El pensamiento etnocéntrico hace difícil que la persona en el mundo occidental tenga signo claro de que el adolescente ha alcanzado la edad adulta. De esta forma el Etnocentrismo nos impide entender las costumbres de otros pueblos, y al mismo tiempo, nos hace difícil de entender las nuestras propias. Si pensamos que nuestras costumbres son las mejores, difícilmente nos preguntaremos por qué hacemos lo que hacemos, o por qué los otros hacen lo que hacen.
Cada vez que nos cansamos de la complejidad de la civilización, probablemente añoremos una forma de vida que esté más cerca de la naturaleza o que sea más simple que la que llevamos. Resulta bastante improbable que la mayoría de los occidentales se sintieran atraídos por todos los aspectos de la forma de vida de los Kung, descrita por el folleto El Concepto de Cultura. Lo que queremos decir que no se debe comparar las diferentes culturas, pero sí que no se debe idealizar ninguna de ellas. La mayoría de las costumbres de otras sociedades son, o eran, apropiadas para su entorno físico y social, igual que la mayoría de nuestras costumbres son o eran, apropiadas para nuestro medio. El relativismo cultural defiende que hay que ver todas las culturas de forma objetiva, y no de forma etnocéntrica o idealizada.
En su acepción común, la cultura designa una cualidad deseable que podemos adquirir yendo frecuentemente al teatro y al concierto y a las galerías de arte. Para el antropólogo Ralph Linton, cultura se refiere a la forma de vida de una sociedad, no solamente a aquellos aspectos de la forma de vida que la sociedad considera superior o más deseable. De esta forma la cultura, cuando la aplicamos a nuestra forma de vida, no tiene nada que ver con tocar el piano o leer el Quijote. Para las ciencias sociales, estas actividades simplemente son elementos dentro del conjunto de nuestra cultura. Este conjunto también incluye actividades tan mundanas como lavar platos o conducir un automóvil y para el estudio de la cultura, éstos están al mismo nivel que las cosas más selectas de la vida. De esta forma, cultura se refiere a un gran número de aspectos de la vida. Para algunos antropólogos la cultura son las leyes o ideas que forman la base del comportamiento. La mayoría de los antropólogos piensan que la cultura incluye los comportamientos adquiridos, así como las creencias, actitudes, valores e ideales que caracterizan a una sociedad o población determinada. Entre las características que definen una cultura están: Es Compartida: Para que un pensamiento o una acción puedan ser consideradas como rasgos culturales, deberán ser comunes a un grupo de personas o a una población. Cuando hablamos de las costumbres comunes a una sociedad, y éstas constituyen el interés principal de la antropología cultural, nos estamos refiriendo a una cultura. Cuando hablamos de las costumbres comunes a un grupo de la sociedad, éstos constituyen el centro de interés de la sociología, hablamos de una subcultura. Y si estudiamos las costumbres comunes a un grupo que incluye diferentes sociedades, estamos hablando de un fenómeno para el que no tenemos un término específico. De esta forma hablamos de la cultura occidental (las características culturales de las sociedades de Europa o que se derivan de las mismas) y de la cultura de la pobreza (las características culturales adscritas a las personas pobres de todo el mundo). Se Aprende: No todas las cosas que comparte una sociedad son culturales, es decir, para que algo pueda ser considerado cultural no solo tiene que ser común a la mayoría de la población, sino que tiene que ser algo que hayan aprendido. Los seres humanos tienen la infancia más larga, con diferencia, de todos los animales, lo cual indica nuestra gran dependencia de comportamientos adquiridos. A pesar de que los hombres, al igual que los monos, adquieren muchos de sus conocimientos mediante pruebas, fallos e imitaciones, la mayor parte del conocimiento humano probablemente se transmite con la ayuda del lenguaje hablado y simbólico. Todos los pueblos que los antropólogos conocen, independientemente del tipo de sociedad, contaban con un complejo sistema de comunicación hablada, simbólica, que denominamos lenguaje. El lenguaje es simbólico en el sentido de que una palabra o grupo de palabras puede representar su significado independientemente de que el objeto esté presente o no. Esta cualidad simbólica del lenguaje tiene implicaciones extremadamente importantes para la transmisión de la cultura. Se puede decir que una cosa es cultural si se trata de un comportamiento adquirido, una creencia, una actitud, un valor o un ideal compartido por la mayoría de los miembros de un grupo. Tradicionalmente los antropólogos han estudiado las características culturales de una sociedad, termino con el que nos referimos a un grupo de personas que ocupa un territorio concreto y que habla una lengua común que los pueblos vecinos normalmente no entienden. Según nuestra definición de sociedad, estas naciones están compuestas de diferentes sociedades y culturas.
Una cultura se describe tomando en cuenta los siguientes: Variación Cultural: A primera vista, describir una determinada cultura puede parecer bastante sencillo: lo único que hace falta es observar cómo se comportan las personas en una sociedad, y luego tomar nota de su comportamiento. Pero veamos las dificultades con las que podemos encontrar: ¿Cómo decidiremos qué personas observar? ¿Y qué conclusiones podríamos sacar si cada una de las doce primeras personas con las que habláramos o que observáramos se comportara de forma totalmente diferente en la misma situación?. Las teorías de variaciones en las reacciones individuales ante un determinado estímulo son infinitas. Las Limitaciones Culturales: La primera limitación en relación con las variaciones en los comportamientos individuales es la cultura. El conocido sociólogo francés Emile Durkheim hacía hincapié en que la cultura es algo que está fuera de nosotros y que ejerce un fuerte poder coercitivo sobre nosotros. No siempre somos conscientes de las limitaciones que impone nuestra cultura, ya que la mayoría de las veces nos adaptamos a los comportamientos y pensamientos que ella impone. Las limitaciones culturales se pueden dividir en dos tipos: directas e indirectas. Las directas es mas obvias, si decidiera no llevar ropa, me estaría exponiendo a una limitación cultural más fuerte y directa: arresto por escándalo. Las indirectas resultan menos obvias, pero no son menos efectivas. Patrones Culturales Ideales y Reales: Toda sociedad tiene unas ideas respeto a como deberán comportarse y sentir las personas en determinadas situaciones. En el uso diario denominamos estas ideas ideales, en antropología se de denominan patrones culturales ideales. Estos patrones suelen verse reforzados por las limitaciones culturales. Pero todos sabemos que las personas no siempre actúan en consonancia con sus ideas. Si lo hicieran no tendrían que existir las limitaciones directas e indirectas. Algunos de nuestros patrones ideales se diferencian de nuestro comportamiento real porque el ideal está desfasado, es decir, está basado en conductas sociales pasadas. Otros patrones ideales pueden no haber sido reales nunca, sino representar lo que a las personas les gustaría ver como comportamiento ideal. El antropólogo dispone de dos formas principales para descubrir patrones culturales: Cuando se trata de costumbres conocidas que se pueden observar con facilidad, por ejemplo, nuestra costumbre de mandar los niños al colegio y cuando se trata de un campo de comportamiento en el que hay muchas variaciones o cuando las personas a las que se estudia no son conscientes de este patrón de conducta, el antropólogo deber recoger los datos referentes a una muestra de individuos para restablecer cuál es el patrón cultural.
Algunas suposiciones acerca de la cultura, generalmente la cultura es adaptativa, hay algunos comportamientos culturales, que, si fueran llevados a un extremo, disminuirían las posibilidades de supervivencia de una sociedad en concreto. Por ejemplo, ciertas tribus de Nueva Guinea ven a las mujeres como básicamente sucias y peligrosas, y piensan que el contacto con ellas debe ser lo más limitado posible. Claramente no podríamos esperar que esta sociedad sobreviviera durante mucho tiempo. Los pueblos que se aferran a una costumbre parecida a la de las tribus de Nueva Guinea desaparecen llevándose consigo las costumbres, o bien, estas costumbres son reemplazadas por otras, ayudando así al pueblo en su supervivencia. Las costumbres de un pueblo que favorecen la supervivencia y aumentan el éxito reproductivo son adaptativas y suelen persistir. Cuando decimos que una cultura es adaptativa, nos referimos a que es adaptativa en relación con un medio físico y social concreto. Lo que en un medio puede ser adaptativo, en otro puede no serlo. Por eso, cuando nos preguntamos por qué una sociedad tiene una determinada costumbre, en realidad estamos preguntando si esa costumbre tiene algún sentido, si se la ve como adaptación a unas condiciones determinadas del medio. Debemos recordar que una cultura nunca tiene la obligación de adaptarse a un entorno cambiante. Al principio, incluso en vista de un cambio en las circunstancias, una cultura puede optar por no cambiar sus costumbres.
La cultura es mayoritariamente integrada cuando nos hablan de un patrón cultural desconocido, nuestra primera reacción es intentar imaginar cómo funcionaría ese patrón en nuestra sociedad. Cuando decimos que nuestra cultura es mayoritariamente integrada queremos decir que los elementos y rasgos que conforman la cultura no son una serie de costumbres asociadas al azar, sino que están adaptadas las unas a las otras, o al menos son compatibles. Una de las razones por la que los antropólogos piensan que la cultura tiende a ser integrada es que generalmente la cultura es adaptativa. Una cultura también puede tender a la integración por razones psicológicas. Al fin y al cabo, las características de una cultura –actitudes, valores, ideales y reglas de comportamiento- están almacenadas en la mente de los individuos. La consistencia o integración de los rasgos culturales también puede ser el producto de procesos culturales menos conscientes. La tendencia de que la cultura sea integrada, puede estar inducida por la cognitivo, lo emocional y lo adaptativo.
La cultura siempre cambia, cuando examinamos la historia de la sociedad, resulta obvio que la cultura ha cambiado a lo largo del tiempo. Algunos de los comportamientos, de las creencias y de los valores compartidos en un momento dado ha sido cambiado o sustituidos a lo largo del tiempo. Un gran número de cambios culturales puede estar impulsado por cambios en el medio exterior. En el mundo moderno, los cambios en el medio social probablemente estimulen con más frecuencia el cambio cultural que los cambios en el medio físico. Si partimos de la base de que las culturas son más que simples colecciones fortuitas de comportamiento, de creencias y valores, que tienden a ser adaptativas, integradas y cambiantes, entonces las diferencias y parecidos entre ellas deberían ser comprensibles. Es decir, que podemos esperar que circunstancias similares dentro o fuera de la cultura llevarán respuestas culturales similares. Aunque podemos partir de la base de que la variación cultural es comprensible, la tarea de descubrir qué circunstancias en concreto favorecen la aparición de qué patrones es difícil y vasta.

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